
A quién está dirigida la descodificación dental
Esta apasionante herramienta de autoconocimiento es un trabajo en conjunto entre el paciente y el odontólogo que la practica. También se puede trabajar con niños y sus padres o cuidadores.
El resultado depende de su interacción, y es fundamental la voluntad y la fe del paciente en la posibilidad de sanarse a sí mismo, poder descubrir y reflotar una parte de su inconsciente, hacer memoria, investigar en su árbol genealógico, observar ciertas zonas oscuras o incómodas de su mente inconsciente y dejar al descubierto al ego.
Para lograrlo se debe, antes que nada, creer que es posible sanar o aliviar el mal por el que consultamos, y en segundo lugar atrevernos y decidir dar un paso adelante en la evolución de la consciencia y así encontrar, gracias a lo que se revela en nuestra boca, las causas de nuestros conflictos para poder resolverlos. Para esto necesitamos acoger el dolor que seguramente surgirá. Debemos estar abiertos a escuchar, a intentar responder preguntas, a perdonar y perdonarnos si hace falta, sabiendo con absoluta certeza que la consciencia es el inicio de un cambio de comportamiento verbal o de comprensión de registros verbales que lleva al alivio físico de las lesiones, nos invita a la sanación, o cuanto menos al crecimiento. Es similar a ir al psicólogo. No todo el mundo está preparado ni dispuesto a bucear en su propia mente. Se requiere valentía, fe y decisión en el momento oportuno, y también saber diferenciar la mente consciente de la inconsciente, cuyo lenguaje es más sutil y figurativo. Si no prestamos atención a nuestro interior, nadie puede hacerlo por nosotros.
La palabra nos permite presentar nuestra identidad al mundo y previamente a nosotros mismos. Con ella podemos atacar, defendernos, conseguir más o menos vida y también sanar.